domingo, 18 de mayo de 2014

A Través de la Historia - Una Historia Trágica de Amor.

Ya se había hablado anteriormente sobre Julio Cesar. En esta ocasión volveremos a hablar sobre él y unos años después de su muerte, pasando por una de las historias románticas más trágicas de la historia la cual ha servido de inspiración en todas las épocas a literatos, pintores, escultores y cineastas. En total, entre los años 1540 y 1905, se han escrito 200 obras de teatro, cinco óperas y cinco ballets.


Primero tenemos que saber sobre Cleopatra.

Cleopatra era reina de Egipto, pero ella era de hecho griega. ¿Pero, cómo es esto posible? Antes, Alejandro Magno hizo que una familia griega fuera gobernante de Egipto y ella provenía de esa familia. Con tan sólo 18 años, Cleopatra quería reinar sola, pues consideraba que su hermano era demasiado joven para gobernar Egipto.


En el año 40 a. de C., con la ayuda de Julio César, destituyó a su hermano-esposo, con quien compartía el trono. Los matrimonios entre hermanos en el Antiguo Egipto eran costumbre en las castas reales pues procuraban mantener el poder encerrado en los clanes familiares.


Cleopatra, luego de quedar como exclusiva soberana, se convirtió en la amante de Julio César. Todos los escritores que se refieren a la relación entre César y Cleopatra, la describen como arrolladora. No sólo pasaban la mayor parte del tiempo juntos, bien en largas fiestas y banquetes reales o en viajes por el Nilo, sino que César, única y exclusivamente por amor, entró en una guerra muy complicada en Egipto, contra Pompeyo, en la que puso en peligro el imperio romano.


Es curiosa la llegada de Cleopatra. Se hizo envolver desnuda en una rica alfombra que, transportada a hombros de un servidor, no encuentra obstáculos para ser llevada ante César, como si fuese uno más de los asombrosos regalos. César presencia como se desenrolla la alfombra y aquí empieza un amor que ocasionó una guerra para restaurar a Cleopatra como reina de Egipto.

Lo siguió a Roma y tuvo un hijo con él: Ptolomeo XV, más conocido como Cesarión, el apodo que le dieron los alejandrinos. Después de que julio César fuera asesinado en el 44 a. de C., Cleopatra, que acababa de perder a su poderoso aliado no podía hacer otra cosa que abandonar la capital italiana y regresó con su hijo a Egipto.

La muerte de Julio Cesar causo muchos problemas. Al principio, tres hombres trabajaron juntos para gobernar Roma. Uno de estos hombres era el hijo adoptivo de Julio Cesar, Octavio. Los otros dos hombres eran Lepido y Marco Antonio.

Cleopatra ganó entonces los afectos de Marco Antonio y con él regresó triunfante a Egipto en el 42 a. de C. En el 36 se casaron. Esto enfureció a Octavio, (pues Antonio había rechazado a su hermana) que entonces regía los destinos de Roma, además dijo al senado que Antonio le estaba dado tierras romanas a Cleopatra y decidió destruirlos. En el año 31 una flota conjunta de Antonio y Cleopatra fue totalmente aplastada por las fuerzas de Octavio.

El amor de Marco Antonio por Cleopatra se impuso, tanto a las súplicas de su primera mujer, Fluvia, que intentó separarle de la reina egipcia hasta su muerte, como al posterior matrimonio con Octavia, hermana de Octavio.

Plutarco, el historiador, cuenta que Marco Antonio

"no estaba en posesión de sus facultades, parecía estar bajo los efectos de una droga o brujería. Estaba siempre pensando en ella, en vez de pensar en vencer a sus enemigos".

Marco Antonio convivió con Cleopatra y tuvieron dos gemelos, a los que llamaron Alejandro Helios y Cleopatra Selene (Alejandro “el sol” y Cleopatra “la luna”).

Una vez más, en esta historia, está presente el destino trágico de los amantes famosos. Marco Antonio fue informado de que Cleopatra había muerto al envenenarse. Se habían prometido que uno seguiría a la muerte al otro, así que Marco Antonio se quita la vida. Aquí la historia está confusa. Unos dicen que Marco Antonio se envenena. Mientras el veneno empieza a hacer efecto se entera de que realmente Cleopatra no había muerto, pero ya es tarde, y hace que le conduzcan hacia ella para poder morir en sus brazos. La otra versión de la historia es que se clava una espada.

Tras sepultar a Antonio, Cleopatra decide morir.

Las heridas que se hizo en el pecho, llorando ante el cuerpo de Marco Antonio, se habían infectado. La fiebre y su abandono, al negarse a tomar alimentos, hacen temer lo peor.

En este momento aparece el vencedor, Octavio, que era cuñado de Marco Antonio, pero pronto comprendió la importancia política de que Cleopatra desfilase junto a él en la conmemoración de su victoria.


Cleopatra se recupera e intenta repetir la maniobra seduciendo a Octavio, pero no le gusta su nariz y hace inmortal la frase “si la nariz de Cleopatra hubiese sido más corta, la historia del mundo habría cambiado”. Así que Cleopatra, negándose a la humillación de compartir el “triunfo” de Octavio, elige la única salida posible, se hizo vestir con sus mejores galas, envió un mensaje a Octavio pidiendo que su cuerpo fuese sepultado junto al de Antonio y se dejó morder por un áspid.



No cabe duda que Cleopatra fue una mujer muy interesante e inteligente, aunque en mi opinión su belleza algo sobre valorada. Esta historia es digna de un suspiro para los románticos y de gran importancia para los historiadores.


Por: Lizbeth Bolaños

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